Irina Vela: pocos se atrevían a estudiar comunicación

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Irina cuenta que cuando se atrevió a decirle a sus padres que estaba decidida en estudiar comunicación, la primera respuesta de ellos fue que se dedicara a algo productivo. ¿Es tan fuerte el estigma hacia la carrera? ¿Hasta hoy realmente se sigue identificando a la carrera de comunicación como una profesión poco productiva?

Irina rompió con los estigmas de su familia para poder estudiar la carrera que quería.

A pesar de que no fue lo primero que estudió, finalmente consiguió la posibilidad de ingresar a la Universidad de Lima a estudiar Comunicación. Ya en facultad y con nociones sobre cursos administrativos, aquellos que llevó previamente a su ingreso a la universidad tras salir del colegio, encontró en la carrera la posibilidad de crear, a partir de maximizar recursos y aprovechar el material con el que cuenta, oportunidades de trabajo. “Cuando decidí estudiar comunicaciones, mis padres me dijeron que debería estudiar algo productivo hasta que lo entendieron cuando desarrollé mi carrera en el mundo profesional”, declara.  

Esto coincidió con los momentos de su vida en los cuales por motivos personales no pudo comprometerse con ningún empleo a tiempo completo. Sin embargo, como muchas personas encuentran formas de reinventarse en el aspecto laboral, esto no le fue ajeno a Irina, quien encontró una forma alterna y propia de hacer empresa y de trabajar sin la necesidad de comprometerse a horarios, manejando sus tiempos y cumpliendo con sus responsabilidades desde casa. “Ser comunicador significa ser multitasking y la universidad influye mucho en eso, ya que termina dando bastante visión sobre la comunicación en el mundo laboral”, menciona.

En la facultad de comunicación en la Universidad de Lima, gracias a una amplia malla y especialidades que ofrece, muchos estudiantes encuentran su vocación. Así mismo, hay otros casos en los que los alumnos tienen una convicción desde antes de empezar sus estudios universitarios y situaciones en las que este convencimiento cambia con el paso de los ciclos y las materias que se llevan. Esta experiencia que llena de preguntas y rodea a muchos estudiantes lo vivió Irina, quien es un claro ejemplo de ello. “Mi primer trabajo me lo dio la universidad y fue en el taller de fotografía. Trabajé en temas de cine, ya que en ese momento se dio la posibilidad de que en ese taller todos se reunieron a trabajar. Yo había ingresado a la universidad con la consigna de estudiar publicidad, pero descubrí la comunicación corporativa y me gustó. A partir de ello, entre otros motivos por los que tuve que dejar la facultad por un tiempo, conseguí un trabajo en comunicación empresarial y hasta hoy no dejé de estar relacionada a esa especialidad”, comenta.

Dentro del mundo laboral, Irina es consciente de los cambios en la comunicación y de las variables que esto puede significar. Por un lado la adaptabilidad de las personas a esta transformación en las formas de trabajar o en las de relacionarse y por otro lado el uso de recursos para potenciar tu trabajo y para crear nuevas formas de crecer en lo profesional. “Yo me adapté a los cambios, al trabajo remoto y a las distintas variantes que te ofrece la comunicación y si algo puedo aconsejar a muchos estudiantes es que no le tengan miedo a emprender”, resalta.

Hoy en día Indira tiene su propia empresa de consultoría sobre prevención de lavado de activos. Recuerda haber empezado desde abajo, con una cartera de clientes, redes y una computadora; sin embargo, con el tiempo ha ido creciendo y comparte un pensamiento que ella considera “el secreto de la comunicación”: Aterrizar ideas en planes de negocio y buscar formas de solucionar problemas brindando servicios o productos que tengan valor.

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