Ana Lía Orézolli: “El fotolibro me permitió encontrar en un momento tan duro como la pandemia un escape al dolor”

En el marco de la publicación de su segundo fotolibro llamado “Un cuerpo escupe el sol”, la artista visual y docente de La Facu relata el proceso creativo que le permitio plasmar sus sueños y búsquedas personales en 24 hermosas fotografías. 

Entrevista: Alessa Basso y Julio Andía

¿Cuál es el sueño más increíble que has tenido? ¿Y si pudieras traerlo a la realidad? Ana Lía Orézolli descubrió el camino para hacerlo gracias a la fotografía, y ese camino la llevó a crear “Un cuerpo escupe el sol”, su segundo fotolibro. Si bien lo empezó durante la pandemia, la fantasía de sus imágenes no solo se centra en esa etapa, sino que abarca otras en las que hubo una búsqueda de su propio ser, también mediante el refugio de los sueños.

Desde su rol de mujer y fotógrafa, inspira a sus alumnos a través de su trabajo con la cámara. Después de dos años repletos de esfuerzo y con muchos sueños por inmortalizar, ahora ve recompensado su trabajo con las 24 fotos que conforman su obra. Aunque Orézolli jamás imaginó que se dedicaría al arte, ya no puedo imaginar su vida sin él. 

¿Siempre te llamó la atención el mundo del arte y la fotografía?

La verdad es que nunca soñé con ser artista. Yo estudié Comunicación aquí en La Facu y quería ser periodista. En mi etapa como estudiante me encontré con la fotografía, primero más relacionada con el periodismo. De hecho, trabajé muchos años como reportera gráfica y luego, recorriendo distintos caminos en la fotografía, encontré el arte como una expresión. Hice una maestría que me llevó más por el camino de la búsqueda personal que ahora practico.

¿Tu experiencia dentro del periodismo influyó en la creación de este libro?

 Mi trabajo como reportera gráfica influyó en mi práctica artística desde la necesidad de contar historias. Si bien cuando trabajé para medios contaba historias de otras personas, ahora lo hago desde mi propia voz. Gracias a mi experiencia dentro del mundo periodístico conocí realidades y gente que, de otra manera, no hubiera conocido. Eso me ha formado como persona, profesional y artista.

Gracias a esta pasión por el mundo del arte has publicado tu segundo fotolibro, el cual nace de la búsqueda del sueño y del descanso como lugar de escape y fantasía. ¿Por qué decidiste llamarlo “Un cuerpo escupe sol”?

El nombre del libro sale de una serie de textos que escribí tras observar mis fotografías y registrar mis propios sueños. Es un texto hecho a manera de collage en el que intento, de alguna forma, responder a esas imágenes que se aparecían en mis sueños. En el trabajo está la idea de lo fantasioso, de lo grande que se hace pequeño y de lo pequeño que se hace grande.

¿Cómo fue el proceso de realizar las 24 fotos que conforman el libro?

La primera foto que hice fue pensando en un sueño que había tenido. En las primeras semanas de la pandemia soñé que unos pájaros rosados volaban a mi altura, y eso me impactó tanto que quise recordarlo por lo bello y mágico que fue. Por otro lado, a mí me gustan mucho los libros de ciencias naturales y a veces hago talleres de exploración fotográfica para collage. Entonces, tenía esos libros y empecé a fotografiar con recortes, haciendo escenarios en mi mesa, de tal manera que una foto fue inspirando a otra, explorando con tiempos largos de exposición, inspirándome en mis sueños, en los de otras personas y en textos.

¿En el fotolibro hay alguna imagen favorita?

Sí, tengo más de una favorita porque son imágenes que, cuando he visto el resultado, me han sorprendido. Creo que eso es algo que he aprendido en este proyecto. Hay muchas fotos que están hechas con light painting, es decir, con largo tiempo de exposición mientras yo voy moviendo la luz. Entonces, no tenía muy en claro cuál iba a ser el resultado. Hay mucha chance para el error, varias me sorprendieron y me gustaron.

¿Qué es lo más lindo de este proyecto?

Lo que más rescato es que me permitió encontrar, en un momento tan duro como la pandemia, un escape a la realidad y al dolor de ese momento. Espero poder compartir eso con las personas que puedan visitar la muestra y ver el libro. Muchos de los momentos en los que suceden los sueños son momentos de reposo, y eso no lo valoramos porque no somos productivos, pero son valiosos porque descansar y no hacer nada es lo que posibilita los espacios para soñar, imaginar y buscar la fantasía, siendo refugios o lugares en donde podemos encontrarnos.

¿Cómo se inmortalizan los sueños a través de la fotografía?

Creo que en base a mucha libertad. A través de las fotografías no espero que el sueño sea tal cual. Lo que yo hacía apenas me despertaba era escribir porque hay un momento en el que aún estás en la fase de sueño y en el que aún puedes recordar. Después partía de un elemento, algo que me había llamado la atención en el sueño, y buscaba pistas de cómo lograrlo. 

Fuera de la publicación de los fotolibros, eres parte de un colectivo de fotógrafas llamado Scaleno

Scaleno es un colectivo formado por mí y dos amigas fotógrafas que conocí cuando hice la maestría en Italia. Habíamos compartido y generado un espacio para hablar de fotografía, un soporte para crear, y cuando acabaron esos dos años de estudio fue como quedarse en la nada. A raíz de eso decidimos crear Scaleno para seguir en contacto y tener ese espacio colaborativo. Desde mi experiencia, la práctica artística puede ser un poco solitaria y a mí me gusta compartir mi proceso y tener estas voces de resonancia que me puedan dar otra perspectiva de lo que estoy haciendo.

¿Cómo describirías el rol de la mujer en el mundo de la fotografía, actualmente?

La mujer ha tenido un rol fundamental y muy importante a lo largo de la historia de la fotografía. Creo que es relevante generar espacios en donde se visibilice el trabajo de las fotógrafas mujeres, y puedo ver que eso está ocurriendo en el Perú. Personalmente, desde mi labor docente, busco generar este espacio paritario en las aulas, a partir de las referencias o los trabajos que analizamos.

Y, desde tu rol como docente, ¿qué consejo le darías a tus alumnos que sueñan con dedicar su vida a la fotografía y publicar sus propios fotolibros?

Lo primero que les aconsejo es que hagan muchas fotos. A veces no tenemos idea por donde empezar y creo que ver nuestras propias imágenes es una manera de entender qué nos interesa. También les diría que sigan su intuición. En muchas ocasiones la pasamos por alto, pero hay que alimentarla. Por último, recomendaría que siempre vean fotos, que vayan al cine, a exposiciones. Tenemos al alcance de la mano todas esas posibilidades, y deberían ser más aprovechadas.

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