Relatos de dos ulimeñas en París

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Aprendizaje, retos y familia; así se puede resumir el viaje de Paula Alpún y Flavia Porras, estudiantes de La Facu, quienes viajaron a la Ciudad de la Luz para participar de un curso sobre la industria de las marcas de lujo.

Por: Julio Andía

¿Te imaginas viajar a París para aprender sobre las mejores marcas de lujo del mundo acompañadas por algunos de los profesionales más preparados de la industria? Pues Paula Alpún y Flavia Porras hicieron realidad ese sueño y volaron hacia la capital francesa para participar en el Bootcamp Luxury Creativity and Business, celebrado entre el 26 y 30 de junio.

¿Cuál fue el proceso que atravesaron para cumplir el sueño de ir a estudiar a París?

P: Nos inscribimos en la Sala Internacional, pues ahí lanzaron la convocatoria, y fuimos escogidos para hacer un curso de corta duración en París sobre Management and Business.

F: Tuvimos un insight sobre la industria del lujo, que en Perú no es tan vigente; en París, en cambio, es la cuna de este mercado. Pudimos ver de cerca cómo trabajan las marcas. Éramos seis alumnos, todos de la carrera de Comunicación.

Llevar un curso en el exterior no es una tarea sencilla, especialmente cuando se trata de Francia que posee uno de los mercados más competitivos del mundo. ¿Cómo afrontaron esta experiencia?

F: Los conocimientos recibidos en la universidad nos sirvieron bastante. A veces uno pensaría que no, porque parece una industria más complicada, pero cursos como estrategias de marketing o comportamiento del consumidor ayudan bastante. Nunca dejas de ver esa teoría, incluso con las grandes marcas.

P: Quiero resaltar que éramos los únicos de pregrado. Todos nuestros compañeros habían hecho sus maestrías o estaban haciendo una en moda o en marketing. Había un pequeño desfase, pero no era nada que no pudiésemos resolver en ese instante con su ayuda y las herramientas que nos brindaba el mismo curso. Fue una experiencia muy interesante y nueva, pero a la vez enriquecedora.

¿Cuáles fueron las experiencias más interesantes y enriquecedoras que vivieron?

P: Poder conocernos y cuidarnos entre nosotros fue también un aprendizaje. Los seis conectamos al toque y pudimos sortear todos los problemas que hubo a nivel personal. Por el lado académico, teníamos ese pequeño desfase porque todos venían de másters y alcanzar su nivel nos costó unos días, pero luego pudimos resolverlo.

F: En el tema personal, nos conocimos un día antes de viajar, pero congeniamos bastante rápido desde el día que tuvimos la reunión. En el tema académico, había personas que estaban más adelantadas porque venían de la maestría; sin embargo, creo que también fue enriquecedor que nos agruparan de forma aleatoria.

P: Pudimos establecer bastantes redes de contacto. Conocimos gente de todos lados con diferentes experiencias, a quienes también les dimos nuestro aporte.

¿Cuáles fueron los mayores retos que afrontaron durante el viaje?

F: Que no tuviéramos tanto tiempo para prepararnos hizo que fuera algo espontáneo. Al llegar, enfrentamos muchos desafíos como aprender a movilizarnos, cómo vamos a vivir,  lo que íbamos a hacer… pero lo logramos porque éramos una manada. A nivel académico, en el Perú la industria del lujo no está tan presente. La mayoría de participantes en el curso venía de otros países de Europa, de Sudamérica había muy pocos, quizás porque era algo nuevo. El reto pudo haber estado ahí. Lo importante es que lo superamos y presentamos un buen proyecto.

P: A nivel personal, necesitábamos conocernos muy rápido porque viajamos al día siguiente. El mismo proceso para participar en este Bootcamp fue bastante veloz. Preparar todo el viaje fue un reto porque debíamos compaginarlo con la universidad. Muchos no solamente teníamos los estudios y el curso, sino también nuestros trabajos. Fue muy caótico intentar salir a conocer la ciudad por las noches y avanzar con nuestras entregas para el Perú. A pesar del reto, fue divertido porque estábamos los seis y nos pasaba algo, nos apoyábamos. En el ámbito más académico, como la industria aquí no está muy asentada, representó un aprendizaje nuevo. Pese a nuestros conocimientos de marketing, de algún modo fue empezar desde cero.

¿De la mano de qué tipo de profesionales aprendieron durante el viaje?

P: Eran dos ponentes que nos daban las clases intercaladas. Un día lo hacía Alaín y otro Anne, aunque había momentos en los que los dos hacían las clases. El primer día nos dieron su hoja de vida para presentarse y nos dimos cuenta de que eran unos capos. 

F: Más que profesores, eran unos expertos en la industria del lujo: personas que tenían años de experiencia trabajando con las grandes marcas. El hecho de que estén ahí con nosotros contándonos todos los secretos, ha sido probablemente lo más enriquecedor.

P: En las mañanas teníamos clases teóricas y en las tardes salíamos a hacer un trabajo de campo. Cuando ellos nos acompañaban, se notaba que sabían todos los detalles y los secretos que siempre hay dentro del luxury. Alaín trabajó diez años en Dior, luego pasó a ser el jefe de retail en Nina Ricci. En las clases se notaba la pasión y toda la experiencia que cargaba en sus hombros.

¿Con qué mensaje resumirían su viaje?

F: Respecto al curso, diría que el marketing te crea la necesidad del lujo a través de una experiencia. A la esta industria no le interesa tanto venderte el producto, sino transformar toda la experiencia en algo que tú quieras consumir porque te va a dar cierto bienestar. 

P: A nivel personal, lo resumiría en “crecimiento”. Para algunos de nosotros era la primera vez que viajábamos solos. Hemos formado una familia en menos de siete días y poder estar allí todos juntos ha sido muy bonito.

¿Cómo impactará esta experiencia en París en su desarrollo como comunicadoras?

F: En los cursos de marketing hemos aprendido sobre muchas marcas de distintas industrias, pero tener la oportunidad de estar en París e ir a conocerlas acompañadas por los ponentes es definitivamente lo que más impacta. 

P: Haber estado tan cerca de las marcas de lujo fue algo muy enriquecedor. Además, hemos creado una red de contactos muy interesante. Había gente de muchas partes de Europa, que además eran muy geniales con nosotros. 

F: Incluso el contacto con los mismos ponentes fue algo muy enriquecedor. Es una oportunidad que, si no hubiéramos ido, no la tendríamos.

¿Recomendarían al resto de estudiantes postular a este tipo de viajes?

P: Si tienes la oportunidad, hazlo. Quizás puede ser un costo algo elevado, pero realmente vale la pena. Vas con personas de la Universidad de Lima, así que fortaleces ese vínculo. También creas red de contactos y, aparte de eso, aprendes de cosas que no vemos tanto aquí, pero que allá es un mundo mucho más presente. Entonces, si tienes esa visión de poder trabajar en algún momento fuera del país, sabrás desenvolverte mejor o ya vas a conocer esa temática y no estarás tan desfasado en ese rubro. 

F: En lo académico vale totalmente la pena. Es la oportunidad de tener conocimiento de una industria que no está tan presente en Perú o en general en Sudamérica. Además, es la ocasión de tener una nueva red de contactos de países de Europa, que quizás es algo que no lograrías si no fueras a este curso. En el ámbito personal, tener la experiencia de viajar con gente de tu universidad, vivir momentos inolvidables, conectar con personas que quizás has estado estudiando todo ese tiempo con ellos y no te habías dado cuenta, ha sido una de las cosas más bonitas. Entonces, sí recomendaría al cien por ciento participar de este tipo de actividades.

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